miércoles, septiembre 30, 2009

Convirtiendo la gracia de Dios en lascivia

En su carta a la iglesia, Judas hace una tremenda advertencia. Escribe, “… a los que el Padre ama y ha llamado, los cuales son protegidos por Jesucristo…… he sentido grandes deseos de escribirles para rogarles que luchen por la fe que una vez fue entregada a los que pertenecen a Dios. Porque por medio de engaños se han infiltrado ciertas personas… hombres impíos que cambian en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan a nuestro único Soberano y Señor, Jesucristo." (Judas 1-4).

Judas nos previene de que entrarán falsos pastores infiltrados en la casa de Dios con una meta en mente: convertir la gracia del Señor en lascivia. Dice, “Satanás esta enviando cierta falsa doctrina para que se infiltre en la iglesia. Y vendrá a través de predicadores, maestros y evangelistas. Tomarán la gracia de Dios para torcerla sutilmente, manipulándola, hasta producir lascivia en el pueblo de Dios.”

Para entender la seriedad de la advertencia de Judas, necesitamos comprender el significado de lascivia. Este término abarca a todas las variedades concebibles del pecado. En términos literales, lascivia significa “falta de disciplina moral, rechazo a las normas aceptadas de la moral”. La palabra proviene del latín “lascivia,” que significa pasión suelta, desbocada y codicia. Significa permisividad, desorden, el abandono de todos los frenos. También representa a todo lo sucio, degradante, lujurioso y obsceno.

Jesús llamó a la lascivia un pecado del corazón: “Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de adentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, avaricias, maldades, engaños, sensualidad, envidia, calumnia, orgullo e insensatez" (Marcos 7:20-22).

Igual que Judas, el apóstol Pablo también aludió a la lascivia que veía en la iglesia. Escribió a los corintios en términos directos, “Porque temo que cuando vaya a verlos, quizá no los encuentre como quisiera… y yo tenga que llorar por muchos que han pecado anteriormente y no se han arrepentido de la impureza, inmoralidad y sensualidad que han practicado" (2 Corintios 12:20-21).

En este mismo pasaje, Pablo llama a los corintios sus “amados.” En efecto, ellos eran los hijos de Pablo en el Señor. Y fueron bendecidos de forma increíble por Dios. Habían sido instruidos por el mismo Pablo, Timoteo, Tito y otros ministros piadosos. Y Pablo les recordaba, “… y todo esto… es para su edificación" (12:19).

Cuando leemos las dos cartas de Pablo a esta iglesia, vemos las enseñanzas increíblemente poderosas que les llevó. Escribió sobre la resurrección, la venida del Señor, el trono de juicio de Cristo, la muerte al pecado, la justificación por la fe, el cielo, y el infierno. Con fidelidad, Pablo advirtió a esta comunidad, la halagó, les rogó. Sin duda, ningún otro grupo de creyentes ha sido pastoreado más amorosamente, más confrontado con la verdad, y más edificado por el Evangelio de la gracia.

Además, los corintios fueron bendecidos más allá de las enseñanzas de Pablo. Ellos habían experimentado poderosos movimientos y obras del Espíritu Santo en sus medios. Habían recibido muchos dones espirituales, incluyendo sanidades, profecías, interpretaciones, revelaciones divinas. Esta iglesia era un cuerpo vibrante, profético, y encendido.

A pesar de todo, increíblemente, algunos creyentes bendecidos seguían viviendo en inmoralidad. Pablo acusó a “muchos” de ser lascivos (12:21). Escribió, “Esta es la tercera vez que voy a visitarlos… a los que antes pecaron, y a todos, ahora… que si voy otra vez a visitarlos, no voy a tenerles consideración… Les escribo esta carta antes de ir a verlos, para que cuando vaya no tenga que ser tan duro en el uso de mi autoridad, la cual el Señor me dio, no para destruirlos, sino para su edificación” (13:1-2, 10).

Pablo no andaba con rodeos. Decía, “dos veces les he advertido del pecado que hay en su congregación. Todos ustedes han recibido una prédica divina y condenatoria. Todos han tomado del don de gracia de Dios. Y aun así algunos de ustedes han torcido deliberadamente esa gracia al seguir viviendo en impureza. Les recuerdo que mi don es edificar, no destruir. He sido llamado a edificarlos en la preciosa fe. Pero cuando regrese por tercera vez, no tendré otra alternativa que ser rudo con ustedes. No pasaré por alto a nadie que siga entregándose al pecado.”

Ahora le pregunto a usted: ¿Cómo es que esta gente, bendecida de manera tan abundante, podía seguir viviendo en una condición tan sórdida? Esperamos que el mundo sea lascivo, complaciéndose libremente en su lujuria, pero no el pueblo de Dios. Evidentemente, sin embargo, este pecado se había vuelto incontrolable en la casa de Dios.

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viernes, septiembre 25, 2009

Las torres cayeron y no entendimos el mensaje

El martes, 11 de septiembre de 2001, fueron destruidas las torres gemelas del Centro Comercio Mundial “World Trade Center” en la ciudad de New York. Cinco días más tarde, mientras preparaba este mensaje, miré por la ventana de mi estudio de nuestro apartamento que queda en el piso número 30 del edificio donde vivimos. Todavía se podía ver humo saliendo de las ruinas. Las nubes de humo subían de los escombros y se esparcían sobre el río Hudson, pasando sobre la Estatua de la Libertad.

El siguiente domingo, justo antes de predicar este mensaje en la Iglesia de Times Square, lloré al ver la absoluta devastación. Le supliqué a Dios que tuviera misericordia: misericordia por las familias que están sufriendo por la pérdida de sus seres queridos. Misericordia por aquellos que todavía están excavando en los escombros, esperando localizar sobrevivientes, pero encontrando solamente cadáveres y partes de cuerpos. Misericordia por los policías, los bomberos y los voluntarios que lloraron abiertamente ante los horrores tan indescriptibles que vieron.

Nuestra iglesia pudo establecer en el epicentro de la tragedia una tienda de campaña para ofrecer ayuda. Líderes ministeriales y obreros de nuestra congregación trabajaron sin descanso, por 24 horas al día, dándoles alimentos y ánimo a los agotados socorristas.

Seis semanas antes del desastre, el Espíritu Santo advirtió a nuestro cuerpo de pastores que se avecinaba una calamidad. Habíamos programado varios eventos mayores para las semanas sub-siguientes, incluyendo la Conferencia de Misiones y la Convención de Jóvenes. Pero el Espíritu de Dios nos llamó a cancelarlos todos. En su lugar, nos sentimos movidos a llamar nuestra congregación a la oración.

Decidimos tener servicios de oración cuatro noches a la semana. Desde el mismo principio, cada servicio de oración fue marcado por un imponente silencio que sobrevenía sobre la congregación. Nos sentamos calladamente en la presencia del Señor, muchas veces en total silencio, hasta por una hora, seguido por un llanto suave y un arrepentimiento de corazón. En uno de los servicios, tuve que aguantarme las rodillas con las manos para hacer que dejaran de temblar por la imponente presencia de Dios.

Durante esta visitación del Señor, el Espíritu Santo reveló que había una razón para este llanto en nuestros corazones. Estábamos siendo tan conmovidos porque se acercaba una tragedia. Una fuerte calamidad se acercaba a la nación. Y aún cuando no sabíamos lo que era, nuestros corazones fueron movidos a interceder con relación a ella.

De repente, golpeó la calamidad. Y no sólo golpeó nuestra ciudad, sino que también golpeó la ciudad capital. Uno de los reporteros de noticias declaró: "Piensen esto: nuestros dos símbolos de poder y prosperidad fueron golpeados en una hora." Él no sabía que estaba citando de Apocalipsis 18:10: "¡Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio!"

Mientras un policía de nuestra iglesia ayudaba en el epicentro de la tragedia, sus compañeros policías le seguían preguntando: "¿De qué se trata todo esto? ¿Qué está pasando?" Mientras tanto, toda la nación se pregunta: "¿Dónde está Dios en todo esto?"

Está bien que hagamos esta pregunta. Necesitamos entender dónde está Dios en esta calamidad. Y para hacer esto, necesitamos confiar solamente en su Palabra. Hemos oído cientos de opiniones de los expertos de los medios y de los políticos. Pero todas sus retóricas han comenzado a sonar igual. No comprenden el significado real de esta repentina destrucción.

Les puedo asegurar una cosa: esto no tomó a Dios por sorpresa. Él conoce los pensamientos de todos los seres humanos, incluyendo los de cada gobernante, déspota y terrorista. El Señor vigila los movimientos de cada persona en toda la masa de la humanidad. Él sabe cuándo nos sentamos o nos levantamos. Y te puedo decir que esto es seguro: Dios tiene todo bajo control. Nada ocurre sobre la faz de la tierra sin que Dios lo sepa, sin que lo haya permitido y, a veces, sin que él esté actuando tras eso.

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domingo, septiembre 20, 2009

El Proposito del Matrimonio segun La Palabra de Dios -Por- Paul Washer



Esta predicacion tiene fuego del Espiritu Santo que lleva a la purificacion y santificacion del matrimonio para todos aquellos que queremos glorificar el nombre del Señor en nuestra relacion. Prepara a los que estan pensando en casarse y restaura a aquellos que se encuentran quebrantados en su matrimonio..... no dejes de escucharlo, hay mucho para ti....
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domingo, septiembre 13, 2009

EL PRECIO DE ENTREGARSE A DIOS COMPLETAMENTE

Por David Wilkerson

Una de las mejores formas de perder amistades y ser rechazado es entregándose a Dios por completo. ¡Toma en serio los asuntos espirituales; abandona todos tus ídolos; vuélvete al Señor con todo tu corazón y sé posesionado con Jesús; quita tus ojos de las cosas del mundo - y repentinamente te has convertido en un fanático religioso! Y te espera el peor rechazo de tu vida.

Cuando estuviste tibio, teniendo una forma de santidad sin poder - cuando no eras tan pecador, ni tan santo - no eras problemático para nadie, ni siquiera para el diablo. Las cosas estaban tranquilas; eras aceptado. Eras tan sólo uno de muchos creyentes a medias.

Pero cambiaste. Tuviste hambre de Dios. Fuiste convencido de pecado y no podías seguir jugando a iglesia. Te arrepentiste y te volviste al Señor con todo tu corazón. Abajo se fueron los ídolos. Comenzaste a hurgar en la Palabra de Dios. Dejaste de seguir las cosas materiales y te obsesionaste con Jesús. Entraste a un nuevo reino de discernimiento y comenzaste a ver cosas en la iglesia que una vez no te molestaron. Escuchas cosas del púlpito que quebrantan tu corazón. Ves a otros cristianos comprometiéndose en cosas mundanas, como una vez lo hacías tú. Por eso es que te duele tanto. Has sido despertado, volteado, quebrantado y contristado en espíritu. Y ahora tienes una carga dada por Dios por la iglesia.

Pero en vez de que tus amistades se regocijen o entiendan, ¡ellos piensan que te estás volviendo loco! Eres ridiculizado, mofado, y te llaman fanático.

Moisés fue tocado maravillosamente por la mano de Dios y despertado con relación a la atadura del pueblo de Dios. ...le vino voluntad de visitar a sus hermanos los hijos de Israel. Moisés estaba tan entusiasmado por la gran revelación de liberación que había recibido que se apresuró a compartirla con los hermanos. Pero él pensaba que sus hermanos entendían que Dios les había de dar salud por su mano; mas ellos no lo habían entendido. (Hechos 7:23,25). Moisés fue el hombre más manso de la tierra; él estaba consumido con Dios. Él no se estaba comportando como el más santo; él se estaba moviendo en Dios, proféticamente. Él quería que sus hermanos escucharan y entendieran lo que Dios iba a hacer. Al contrario, lo rechazaron, diciendo, ¿Quién te hizo rey sobre nosotros? ¿Quién te crees que eres? Un día comprenderían - pero no ahora.

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sábado, septiembre 05, 2009

La Psicología: ¿Un Nuevo Caballo de Troya en la Iglesia?

Por Sugel Michelén

Desde hace algunas décadas, muchos cristianos profesantes han comenzado a poner en duda la suficiencia de Cristo y de Su Palabra para la guía y dirección de la vida cristiana y para enfrentar los problemas del alma, y consecuentemente han comenzado a buscar soluciones en la psicología secular.

Como bien señala el Dr. MacArthur: “Los ‘psicólogos cristianos’ han venido a ser los nuevos campeones de la consejería en la Iglesia. Ellos son ahora proclamados como los verdaderos sanadores del corazón humano. Pastores y laicos han sido llevados a sentir que están mal equipados para aconsejar a menos que tengan un entrenamiento formal en técnicas psicológicas” (J. MacArthur; Our Sufficiency in Christ; pg. 31).

Esto ha venido a ser tan generalmente aceptado que muchos ni siquiera se han detenido a cuestionar si es lícito este maridaje entre la psicología y la religión o si se trata de un yugo desigual con los infieles.

Lo cierto es que tenemos muy buenas razones para pensar que este matrimonio ha venido a ser uno de los más grandes desastres que ha sufrido la Iglesia de Cristo de nuestra generación, y una de las causas principales de la decadencia espiritual de estos días.

A medida que la psicología ha ido avanzando en la Iglesia, en esa misma medida ha ido disminuyendo la predicación y la consejería bíblica; y a medida que la Biblia es relegada a un segundo plano, y a veces en la práctica eliminada por completo, en esa misma medida se ha ido debilitando la piedad de la Iglesia.

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